Todos los años me gusta acudir en familia a la Feria del Libro que anualmente se celebra en Madrid, pero en esta ocasión quiero hacer mención a la que se celebra en Fuenlabrada, que, aunque no tan conocida para el público, es muy recomendable para los lectores y curiosos ya que, lejos de las aglomeraciones de la que se celebra en la capital, permite tener un acceso más cercano a los autores y las obras.

La feria a la que me refiero se celebra en el bonito “Parque de la Fuente”, en el que he disfrutado de caseta en caseta, ojeando nuevas lecturas, conociendo a autores, viendo la exposición de pinturas y fotografías en la rosaleda del parque y acudiendo a alguna de las muchas actividades que se organizan.

Este año, en su XXXIII edición, la temática ha sido “la magia y la ciencia”, y han organizado talleres, concursos y espectáculos muy interesantes, en especial para los más pequeños.

He podido disfrutar de estas actividades con mis hijas, y sobre todo de la que organizó la compañía Mad Science titulada “Héroes de la ciencia”. En este espectáculo dos científicas muy singulares, nos enseñaron a entender fenómenos de la ciencia que nos rodean en la vida diaria bajo el lema ¡no es magia, es ciencia!, explicando términos como la “electricidad estática”, la Ley de Newton o cómo se hace el hielo seco que genera ese humo intrigante que sale de los brebajes de las brujas en las películas, todo ello bajo la atónita mirada de los niños asistentes, a los que hicieron partícipes de sus experimentos. ¡Ni que decir tiene que durante unas semanas mis hijas han querido ser científicas cuando sean mayores!

Terminamos comprando un libro a las pequeñas, “La Oruga Glotona” (de Eric Carle), con unas divertidas ilustraciones en las que la oruga se pasa todo el cuento comiendo, atravesando página tras página. Hasta que finalmente se convirtió, como todas las orugas, en mariposa.

Yo no pude resistirme a comprar “1Q84” (de Haruki Murakami), un libro del que me han hablado muy bien, y que aún no he tenido ocasión de comenzar a leer (ya diré si lo recomiendo), y es que, aunque el libro electrónico ha entrado en mi vida recientemente, me resisto a dejar el papel, ¡soy una romántica de la lectura tradicional!

Ya lo decía Borges:

“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libo; todos los demás son extensiones de su cuerpo….

Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”