Aunque parezca imposible la realidad es que, en ocasiones, faltar con frecuencia al puesto de trabajo, aunque sea con una falta justificada, puede llegar a ser motivo de despido.
Aunque parezca imposible la realidad es que, en ocasiones, faltar con frecuencia al puesto de trabajo, aunque sea con una falta justificada, puede llegar a ser motivo de despido.