Olatz Alberdi, socia de Aba Abogadas, comparte la idea de que entre los jueces “hay poca sensibilidad a la hora de identificar el acoso”. De hecho, relata que no son pocos los casos en los que recomienda no presentar una querella porque prevé que los tribunales apreciarán falta de pruebas. Un celo excesivo que no tiene en cuenta que “es un delito que no se comete a simple vista”, y que uno de sus rasgos característicos es que se lleva a cabo con apariencia de normalidad y sin dejar rastro por escrito.
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