Hoy en día la mayor parte de las empleadas de hogar son contratadas por familias, en muchos casos sin elevados medios económicos, pero que por sus circunstancias laborales no pueden cuidar personalmente a sus hijos menores o familiares dependientes. Sin embargo, estas personas habitualmente no son conscientes de que son empleadores y que como tales deben acatar una serie de normas cuyo incumplimiento puede acarrearles serias consecuencias.