El pasado mes de septiembre estuve de viaje en África, concretamente en Kenia y en Zanzibar.
Kenia es un paraíso, un paraíso en el que contactas con la naturaleza desde que bajas del avión. Kenia es el destino perfecto para realizar safaris y visitas a parques naturales con unos paisajes hermosos y en los que puedes observar animales salvajes en su hábitat natural
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No vamos a engañarnos: los safaris están de moda, y el turismo –y los ingresos– que éstos generan se notan. Y es que los safaris no son tan exclusivos como nos podemos imaginar, pero hemos de decir que ello no es óbice para quedar prendado del país. La experiencia de dormir en hoteles en los que tu habitación es una tienda de campaña con una cama con dosel es de otro mundo: es ser Karen Blixen en Memorias de África.
Y como no todo iba a ser madrugar y hacer excursiones –porque los safaris cansan–, acabamos nuestros días en la isla de las especias, en Zanzibar. Zanzibar es una isla que pertenece a Tanzania, la cual fue punto de encuentro de ingleses, indios, y árabes, y que cuenta con una zona en la capital de la isla llamada Stone Town donde quedan restos de esta maravillosa confluencia de culturas y gentes.
Las gentes y el paisaje son de otro mundo, son paraísos, vegetación verde por todas partes, carreteras llenas de baches, que te llevan a playas desiertas de arenas doradas bañadas por el océano Índico.
Hakuna Matata