Desde que entrara en vigor la Ley 39/1999 de Conciliación de la Vida Familiar y Laboral, poco han cambiado los derechos a los que los trabajadores pueden acogerse para evitar tener que elegir entre su trabajo y su familia. Además, todavía hoy, acogerse a esos derechos implica en muchos casos para el trabajador renunciar a su carrera profesional. A lo que debe añadirse que los que no tienen hijos o familiares a su cargo no pueden acogerse a esos derechos. No obstante, parece que, afortunadamente, lo que si va cambiando es la mentalidad de empresas y trabajadores que, aunque lentamente, buscan la fórmula de que la conciliación sea posible.