Hoy en día todos tenemos, como mínimo, un coche. Lo utilizamos prácticamente a diario, incluso cuando no es necesario. Debido a esto, cada día hay más restricciones al tráfico: prohibido entrar en Madrid, prohibido circular a más de 70 Km por hora, prohibido aparcar, y un largo etc. Por estos motivos, y por muchos más, decidí hace un año darle chispa a mi vida y comprarme un coche 100% eléctrico (Zero emisiones), alias “Chispinas”.
Pertenecer a la comunidad eléctrica es una “frikada”. Hay miles de aplicaciones donde compartir tus experiencias a bordo del vehículo, concentraciones, e incluso un saludo especial cuando te cruzas con un coche de tus mismas características: levantar el índice y el corazón en forma de V. Porque somos “VERDES”.
Con mi Chispinas entro sola en los carriles de alta ocupación, tengo descuentos en el impuesto de tracción mecánica, no me afectan las restricciones al tráfico cuando hay una alta contaminación, aparco gratis, -¡Sí, gratis!- en la zona azul y verde de todo Madrid… Y todo esto por un consumo de electricidad de, aproximadamente, 20 euros al mes.
Pero no es oro todo lo que reluce. Uno de los inconvenientes son las estaciones de recarga, que prácticamente no hay y no funcionan, y las que vemos por Madrid cobran la luz a precio de gasolina.
Creedme. A diario planifico mi viaje para no pasar penurias. La autonomía depende, entre otras variables, del frío o del calor, del tráfico y del estilo de conducción. Es por ello que ir al volante de este tipo de vehículos supone un extra de adrenalina en tu vida.
Aun así, y a pesar de todo esto, tengo que deciros que sigo apostando por el medio ambiente, que tenemos que concienciarnos y que os recomiendo 100% que pongáis una “chispa” en vuestra vida.