Con la consolidación de las tecnologías y la omnipresencia en nuestro día a día de las redes sociales, que encuentran en los menores a sus usuarios más activos, el acoso a menores se ha convertido en un problema de graves consecuencias. El denominado ciberbullying o ciberacoso se refuerza por el anonimato que en muchas ocasiones proporciona la red y en la falta de percepción del daño real que se causa a la víctima en su dimensión emocional y social.